Cuando me convertí en mamá, tengo 3 pequeños (no tan pequeños en realidad), vi la importancia de los primeros años de vida, y luego en la adolescencia vi el transitar hacia la adultez, en ocasiones de manera impetuosa y no exenta de problemas, vi lo frágiles que son. Ser mamá me llevó a realizar el primer Magíster en Nutrición clínica pediátrica, desde ahí he trabajo en obesidad infantil, al poco andar sentí la necesidad de especializarse en Trastornos de conducta alimentaria, trabaje varios años atendiendo a niños, niñas y adolescentes con trastornos de conducta alimentaria, obesidad y necesidades especiales en salud, acá aprendí que no puedo ver solo a los niños si no ayudo a los padres que muchas veces tienen problemas de alimentación, entonces me enfoque en la atención familiar. En el hospital, me vi enfrentada a situaciones que me llevaron a querer saber más sobre ética, y gané una beca para hacer el Magíster en bioética, es una bella disciplina, esto me ha dado una mirada centrada en las personas más allá de la enfermedad o síntomas, y la importancia del trabajo interdisciplinario.